El amuleto estrangulante


Creía en el poder de los amuletos, según él, tenían el poder de hacer favorable el azar. No sabía si lo que acababa de vivir era producto de una casualidad o a la capacidad de acción del amuleto que llevaba sagradamente en uno de sus bolsillos, éste se había convertido casi en una extensión de su propia piel, tanto que era casi imposible que lo olvidara.

El amuleto se enroscaba en su mano cada vez que la depositaba en el pequeño saquillo que engalanaba la parte izquierda de su abrigo. Se aferraba a sus dedos, casi deteniendo la circulación de su sangre, alguna vez pensó que aquel talismán tenía vida propia; algunas otras oía una pequeña voz que le hablaba. Sí, se dijo, esta serpiente blanca será la que ponga en azar de mi lado, qué es la suerte sino algo que manejamos a voluntad.

No le gustaba pertenecer a la raza humana, sentía inquina para con los de su género. Sin embargo, la mayoría de las veces, anteponía su condición a cualquier cosa que pudiera pensarse como más poderosa. Si los humanos no podemos hacer todo, para qué nos dieron esta naturaleza, para qué las manos, para qué la mente...para qué los amuletos.

Algunos momentos, sentía que se hacía invisible. A medida que la frialdad de la piel de aquella serpiente blanca se fundía con el calor de la suya, haciendo más claros sus propósitos, más certeros sus pensamientos. Decía que el calor aniquilaba y atontaba a la naturaleza humana, haciendola dormir sobre laureles quebrados, pero que aún mantenían su aroma fresco, con el fin de hacerlos creer que todo estaba bien hecho.

Sí, son aquellos laureles los que se transforman en el opio que paraliza al mundo, en la comodidad que carcome el poder con el que han nacido y que puede hacer que el azar ya no sea cosa de suerte, sino que la realidad en la que viven sus vidas. Sólo él y su amuleto en el bolsillo, caminaba sin descanso, sólo él y sus repudios, sus descargos...sólo él y la serpiente blanca que entumeció la mordida que le propinó en el dedo, esparciendo el veneno por el cuerpo de este hombre de azar.

Comentarios

verónicabas ha dicho que…
UF! Los amuletos, son casi religiosos, de hecho en las culturas no cristianas o con doctrinas religiosas muy fuertes tienen un gran nicho, fue el cristianismo el que trató de anularlas de la creencia humana. Pero han estado desde que el hombre es hombre asi que seguran ahi.

Al personaje le jugo encontra, tanto creer y confiar en su amuleto, las necesitamos porque no creemos en nosotros mismos, aunque me parecio casi biblico tu texto con eso de la muerte como enseñanza jaja!.

No hay que depositar la fe o la esperanza en ninguna otra cosa mas que en uno mismo.

Saludos!!! y abrazo de año nuevo, que tengas un gran 2010!!!

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