Burocracia

El fin de semana pasado rompí mi ostracismo y partí, con amenaza de tormenta eléctrica y todo, a estudiar para el CBC en un lugar ameno. Pensé en quedarme en el barrio pues hay de todo, pero me tomé el Subte y fui a depositar mi ser al mítico bar restaurante "El Gato Negro". No pude haber escogido mejor lugar para estudiar y comer al mismo tiempo y es que este maravilloso lugar -bien victoriano, por lo demás- que nada más al entrar te recibe con olor a canela, es el escenario perfecto para pasar un buen rato.
Me senté en una mesa del segundo piso, muy arrinconada y con vista a calle Corrientes. Mis tendencias paranoides siempre hacen que escoja las esquinas a los sitios más abiertos, creo que soy más araña que humano. Tomé la carta y no pude dejar pasar un chocolate caliente y un cheesecake de frutos rojos que -según me dijo la agradable chica que me atendió- estaba recién hecho. La maravilla de oda que se dibujó en mi cara al probarlos fue para fotografía, pero no había ninguna cámara cerca y las selfies no me salen bien.
Ya librada un poco de la emoción sensorial me dispuse a abrir el libro de Romero que estoy leyendo para, ojalá, aprobar el CBC de Introducción Conocimiento de la Sociedad y el Estado. Mmmmm, la UBA es todo un proceso de adaptación y su sistema no es muy parecido al de Chile, así que hay que ponerle el hombro y salvar el cuatrimestre en dos parciales que, incluso, ya no se pueden promediar para el 4 sino que cada uno debe ser aprobado con más de esa nota. Aigoo!!! Bueno, es así cómo me lancé a leer sobre la llegada de Yrigoyen al poder y cómo todo esto fue amparado, por primera vez en Argentina, en un régimen de voto universal, secreto y obligatorio.
Pasé un largo rato en ese clásico café de Buenos Aires y, ya cuando los rayos y truenos se bailaban sobre el cielo de la capital, pedí la cuenta. Mientras esperaba, se aproximó al ventanal un señora que hacía las labores de la limpieza en el local y comenzó con su tarea, así es cómo le dijo a uno de los mozos: mirá, están remolcando un auto al frente, qué hijos de puta que son. La semana pasada salí con mi hermano y dejamos el auto en una esquina, cuando volvimos ya no estaba más. Mientras contaba los billetes para pagar no puede dejar de acordarme de "bombita" de Relatos Salvajes y con su imagen me fui caminando a casa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin rumbo???

Sacrificio Temporal.