Son esas letras mías??


Algunas veces no me reconozco en mis escritos, pienso que hay ocasiones en las que de mi mismo escapo para relatar cosas que no suceden necesariamente en el plano real; en MI plano real. Si yo no soy el protagonista, me pregunto quién lo es, quién es él que toma las letras, las junta y arrastra por esta cuesta arriba, no importando cuánto pesen ni cuánto duelan.

Esto si es que es una intriga, sobre todo para un escritor que cree estar al tanto de lo que ocurre en su vida, más que al tanto, diría que en control de lo que le pasa. No sé si el que escribe soy yo más viejo o yo más niño, en ambas etapas se sufre de inocencia exacerbada, con la que naces y la otra con la que te comienzas a enfrentar a la muerte ¿será que volvemos a ser niños para no percatarnos de lo que viene? puede ser cierto, pero qué saco con armar conjeturas que más tarde no reconoceré como propias, que volarán haciendo que un eco desconocido acaricie mis oídos; mas hiera mi estima.

Necesito un trago, ni siquiera estoy seguro de quién lo necesita, pero la cosa es que quiero beber. No creo que sea el yo niño- en el mundo en el que me gustaría vivir, éstos no debieran beber ni fumar a temprana edad- quizás sea el viejo, pero creo que abandonó vicio por el cáncer que se comenzó a comer sus pulmones.

Creo que el bar de la esquina de mi casa está abierto, sin embargo ya no quiero tomar alcohol, pienso que ya estoy lo suficientemente mareado como para darle más vueltas a la tuerca interna que activa el carrusel de mi cabeza.

Esto de no conocer al que toma las decisiones por mí me tenía loco, sentía que el original era totalmente distinto y, por eso, nadie lo quería ver. Pensé en darle al viejo yo un arma, pero no la aceptó, para mi sorpresa el yo niño me la arrebató de las manos, después de todo, no vivo en el mundo que me gustaría vivir y los niños fuman mientras cargan balas en sus armas.

Gisse.

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